lunes, 13 de junio de 2011

Melocotones

Recuerdo  cuando  abrí  la puerta y tras chirrido de las  visagras  me  envolvió  el aroma  de un cerro de  melocotones  que estaban depositados  sobre  costales  a  la  espera  de que  lleguen  para  su  clasificación.

Un olor  especial que no  sé  cómo describir  con palabras  el que  tengo  en mi memoria. Un olor  como  de terciopelo.

Agarré  uno y  frotándolo  en mi  pantalón le  quité  esa  fina pelusa  que protege  al  fruto  característico  del  pueblo. El primer  mordisco  fue  recompensado  con  un  jugoso ámbar, dulce y  con una casi imperceptible  cuota  de ácido.  Afuera estaban descargando  los  cajones  que  cargados  sobre  "Macharejo", "Rondón" y "Pisco", los  tres burros  

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