El último día de la fiesta los negritos danzan una lenta melodía que se llama pachahualay.
Desde el alba, cuando el devoto enciende los cochetes de arranque el alférez de bandera ondea la bandera sudafricana mientras sus compañeros de cuadrilla avanzan entumecidos por el frío de la madrugada, que apenas se puede ver bajo la espes a niebla que cubre todo de blanco, con una humedad que impregna microscópicas gotas de rocío.
Pachahualay, es el vocablo cuyo significado exacto se desconoce en Santiago de Tuna. Solo se asocia con tristeza ante la próxima despedida, el fin de fiesta y la vuelta a los quehaceres en las chacras.
Algunas bandas de músicos estrenan un pachahualay cada cierto tiempo; y si tiene acogida, aseguraron su éxito en las festividades de la provincia. Cunbado no hay estreno se recurre a las más populares.
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